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El rey llega a Brasil con una selecta delegación empresarial

Nunca el Rey había viajado tan bien acompañado. La delegación empresarial con la que visita hoy Brasil y mañana Chile cuenta con los primeros espadas de algunas de las mayores firmas del Ibex 35: Emilio Botín (Santander), César Alierta (Telefónica) José Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), Javier Monzón (Indra), Antonio Brufau (Repsol), José Terceiro (Abengoa), Antonio Vázquez (Iberia), Antonio Portela (Isolux-Corsan), Mario Oriol (Talgo), Fidel Anduerza (Acciona), José Manuel Revuelta (Navantia) y así hasta una quincena, encabezados por el presidente de la CEOE, Juan Rosell, y del Consejo Superior de Cámaras, Manuel Teruel.

En otras circunstancias se diría que el Rey apoya con su visita la presencia de las compañías españolas en Brasil, pero ahora, como reconocen fuentes de la Casa Real, también vale lo contario: los pesos pesados del empresariado español han querido arroparle en su primera salida al extranjero tras el accidente que sufrió durante su polémica cacería en Botsuana, lo que le llevó a protagonizar el gesto insólito de pedir disculpas en público. De ahí el eco sin precedentes que ha tenido la invitación de la Casa del Rey a acompañarle en su gira.

Y es que el Rey tira mucho. Y Brasil más. El gigante sudamericano es ya la sexta potencia económica del mundo y una de las que más crece, por encima del 7% del PIB, aunque aún arrastre las enormes deficiencias de un país en desarrollo. Precisamente por ello las oportunidades de negocio son muy superiores a las de mercados ya maduros como el europeo.

España es ya el segundo inversor extranjero en Brasil, con más de 4.000 millones de euros en 2011. Algunas de las compañías que acompañan al Rey están sólidamente asentadas: el Santander es el tercer banco privado del país, con más de 50.000 empleados y 2.500 sucursales. Telefónica es la mayor empresa de telecomunicaciones del país, con una cuota de casi el 30% en el mercado de móviles. Repsol, asociada a la china Sinopec, acaba de cifrar en el equivalente a 1.245 millones de barriles de crudo (tanto como todas las reservas de la compañía) los recursos de uno de los bloques de exploración en aguas profundas frente a las costas brasileñas. En el futuro inmediato, las empresas españolas aspiran a repetir en Brasil el éxito histórico del AVE a la Meca, y se preparan para competir por la línea de alta velocidad entre Sao Paulo y Río, con un coste estimado de 15.000 millones de euros.

El mensaje que trae el Rey a Brasil, y también a Chile, es que, pese a la grave crisis económica que atraviesa, España tiene la determinación, y los recursos, para salir adelante y superar sus actuales dificultades. Todo ello confiando en los frutos de las reformas que está acometiendo el Gobierno y desde una apuesta inequívoca por el euro. Frente a políticas de corte populista como la de Argentina, con la reciente nacionalización de YPF, don Juan Carlos subraya la seguridad jurídica que ofrece Brasil a las inversiones extranjeras.

Además, el Rey invitará a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, con quien no se había encontrado desde que sucedió a Lula en enero de 2011, a que visite oficialmente España y acuda a la Cumbre Iberoamericana de noviembre en Cádiz, lo que resulta fundamental para garantizar su éxito ante el temor a un boicot por parte de la argentina Cristina Fernández.

Lo cierto es que las relaciones políticas no han estado en los últimos años a la altura de las económicas, con un flujo comercial de más de 6.000 millones de euros en 2011, desfavorable para España. El Rey no visitaba Brasil desde el año 2000 y el presidente del Gobierno desde 2008, quizá por ello nunca se ha puesto en marcha el Plan de Asociación Estratégica de 2003, que preveía reuniones anuales al máximo nivel. Pero España quiere recuperar el tiempo perdido y, tras la reciente visita del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, que ahora acompaña también al Monarca, este mismo mes vendrá Mariano Rajoy para participar en la cumbre Río + 20 de la ONU sobre desarrollo sostenible.

Las relaciones bilaterales no están exentas de roces. Brasil ha vivido con irritación el trato recibido por sus nacionales en los aeropuertos españoles donde muchos han sido expulsados por no tener la documentación en regla y otros han denunciado un trato degradante por parte de la policía española, como este mismo mes sucedió con el artista plástico de fama internacional Menelaw Sete. En represalia, Brasil exige a los españoles unos requisitos de entrada que no pide a los restantes europeos. España alega que el porcentaje de brasileños a los que no se deja entrar es mínimo y que se limita a aplicar los requisitos que marca el tratado de Shengen. Aún así hoy se reunirán en Madrid representantes consulares de los dos países para buscar una solución. España ha ofrecido simplificar la carta de invitación que deben portar los brasileños y ha invitado a Brasil a que destaque representantes en las aduanas para resolver malentendidos.

Fuente: Miguel González

http://politica.elpais.com/politica/2012/06/04/actualidad/1338776642_812173.html

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